En 1987 alcanzó la Tierra la luz de una estrella que explotó en la galaxia vecina de la Gran Nube de Magallanes. La explosión de la supernova 1987 A fue la más cercana observada en casi 400 años y permitió a los astrónomos estudiarlas con detalles sin precedentes sobre su evolución.
Actualmente un equipo de astrónomos anunció que los restos de la supernova se había desvanecido a través de los años, han vuelto a brillar. Esto quiere decir que una nueva fuente de energía han vuelto a iluminar sus restos, marcando la transición de una supernova a los vestigios de la misma.
La supernova 1987 A se ha convertido en los restos más jóvenes y visibles de una supernova, así lo ha manifestado Robert Kirshner del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics. CFA.
Kirshner dirige un estudio a largo plazo de la SN 1987 A con el Telescopio Hubble de la Nasa. Desde su lanzamiento en 1990 el Hubble ha proporcionado un registro constante de los cambios de SN 1987 A.
Según se puede observar en la imagen adjunta la SN 1987 A esta rodeada por un anillo de materia que fue expulsada de su estrella progenitora miles de años antes de que hiciera explosión. El anillo tiene aproximadamente el tamaño de un año-luz. En el interior del anillo de la estrella se precipitan hacia el exterior formando una nube de restos en expansión.
La mayor parte de la luz de una supernova procede de la desintegración radiactiva de los elementos creados durante la explosión. En consecuencia, se desvanecen con el tiempo, sin embargo, los restos de SN 1987 A han comenzado a brillar lo que nos induce a pensar que una nueva fuente de energía la esta iluminando.
Es posible ver su brillo debido a que la SN 1987 A esta muy cerca y el Hubble posee una visión muy nítida, afirmo Kirshner.