Archivo por meses: octubre 2013

Las Perseidas

Las Perseidas, popularmente conocidas como las Lágrimas de San Lorenzo, son una lluvia de meteoros de actividad alta. No es la mayor lluvia de meteoros, pero sí la más popular y observada en el Hemisferio Norte debido a que transcurre en agosto, mes de buen tiempo y vacacional por excelencia.

Su período de actividad es largo y se extiende entre el 16 de julio y el 24 de agosto. Su máximo es el 11 de agosto con Tasa Horaria Zenital (THZ) 100, lo que le convierte en la tercera mayor lluvia del año.

Son meteoros de velocidad alta (59 km/s) que radian de la constelación de Perseo o Perseus. Por tanto su alta declinación (58°) no permite su observación en regiones australes, ya que desde el ecuador alcanza tan sólo los 32° de altura.

Las Perseidas son también conocidas con el nombre de lágrimas de San Lorenzo, porque el 10 de agosto es el día de este santo. En la Edad Medieval y el Renacimiento las Perseidas tenían lugar la noche en que se le recordaba, de tal manera que se asociaron con las lágrimas que vertió San Lorenzo al ser quemado en la hoguera.

El registro más antiguo que se tiene de la actividad de las Perseidas es del año 36 d. C. de los anales históricos chinos donde se cita un pico de meteoros en esas fechas.[cita requerida] Pero no fue hasta 1835 cuando el astrónomo belga Adolphe Quetelet, muestra que se produce una lluvia de meteoros, de forma cíclica en agosto, con su radiante en Perseo.

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Estrellas del Universo

Alpha Centauri de Digitized Sky Survey 2

Alpha Centauri de Digitized Sky Survey 2

Las estrellas son masas de gases, principalmente hidrógeno y helio, que emiten luz. Se encuentran a temperaturas muy elevadas. En su interior hay reacciones nucleares.

El Sol es una estrella. Vemos las estrellas, excepto el Sol, como puntos luminosos muy pequeños, y sólo de noche, porque están a enormes distancias de nosotros. Parecen estar fijas, manteniendo la misma posición relativa en los cielos año tras año. En realidad, las estrellas están en rápido movimiento, pero a distancias tan grandes que sus cambios de posición se perciben sólo a través de los siglos.

El número de estrellas observables a simple vista desde la Tierra se ha calculado en unas 8.000, la mitad en cada hemisferio. Durante la noche no se pueden ver más de 2.000 al mismo tiempo, el resto quedan ocultas por la neblina atmosférica, sobre todo cerca del horizonte, y la pálida luz del cielo.

Los astrónomos han calculado que el número de estrellas de la Vía Láctea, la galaxia a la que pertenece el Sol, asciende a cientos de miles de millones.

Como nuestro Sol, una estrella típica tiene una superficie visible llamada fotosfera, una atmósfera llena de gases calientes y, por encima de ellas, una corona más difusa y una corriente de partículas denominada viento estelar. Las áreas más frías de la fotosfera, que en el Sol se llaman manchas solares, probablemente se encuentren en otras estrellas comunes. Esto se ha podido comprobar en algunas grandes estrellas próximas mediante interferometría.

La estructura interna de las estrellas no se puede observar de forma directa, pero hay estudios que indican corrientes de convección y una densidad y una temperatura que aumentan hasta alcanzar el núcleo, donde tienen lugar reacciones termonucleares.

Las estrellas se componen sobre todo de hidrógeno y helio, con cantidad variable de elementos más pesados.

LA ESTRELLA MÁS CERCANA AL SISTEMA SOLAR ES  ALFA CENTAURO

Alpha Centauri (izquierda) and Beta Centauri (derecha).

Alpha Centauri (izquierda) and Beta Centauri (derecha).

Las estrellas individuales visibles en el cielo son las que están más cerca del Sistema Solar en la Vía Láctea. La más cercana es Próxima Centauro, uno de los componentes de la estrella triple Alpha centauro, que está a unos 40 billones de kilómetros de la Tierra.

Se trata de un sistema de tres estrellas situado a 4,3 años luz de La Tierra, que sólo es visible desde el hemisferio sur. La más cercana (Alpha Centauro A) tiene un brillo real igual al de nuestro Sol.

Alpha centauro, también llamada Rigil Kentaurus, está en la constelación de Centauro. A simple vista, Alpha centauro aparece como una única estrella con una magnitud aparente de -0,3, que la convierte en la tercera estrella más brillante del cielo sur.

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Proxima Centauri, de 2MASS.

Cuando se observa a través de un telescopio se advierte que las dos estrellas más brillantes, Alpha centauro A y B, tienen magnitudes aparentes de -0,01 y 1,33 y giran una alrededor de la otra en un periodo de 80 años.

La estrella más débil, Alpha centauro C, tiene una magnitud aparente de 11,05 y gira alrededor de sus compañeras durante un periodo aproximado de un millón de años. Alpha centauro C también recibe el nombre de Próxima centauro, ya que es la estrella más cercana al Sistema Solar.

Coma afecta el Sol al clima

El Sol es la fuente de energía de toda la vida en la Tierra. La mayor parte de la energía solar llega a la Tierra en forma de luz y calor. El clima depende del modo en que esta energía se reparte entre la atmósfera y la superficie terrestre. El clima es más cálido donde llega más energía a la superficie, y más frío donde menos.

jRKkTB5zJcALa atmósfera de la Tierra es densa, y una buena parte de la energía solar se pierde al atravesarla. La atmósfera impide que los rayos más dañinos lleguen a la superficie (rayos X, gamma y buena parte de los rayos ultravioleta).

Los gases y las partículas de polvo de la atmósfera hacen que una pequeña parte de la energía se disperse antes de llegar al suelo. Esta dispersión de la luz es la que produce el color azul del cielo. Otra parte es absorbida por el vapor de agua o reflejada por nubes y océanos. La cantidad de energía solar que alcanza la superficie puede ser 4 veces mayor en un día despejado que en un día muy nublado.

La cantidad de energía que absorbe la superficie depende de la latitud, ya que el ángulo en que llega la luz varía. Sobre el ecuador la luz entra en línea recta, por lo que absorbe más calor y el clima es cálido. Cuanto más nos alejamos del ecuador, la luz llega en un ángulo más cerrado, atraviesa más atmósfera, se pierde más energía y el clima es más frío. En las zonas cercanas a los polos, sólo el 5% del calor llega a la superficie.

Estas variaciones provocan cambios de presión en la atmósfera y forman las corrientes de viento. Las corrientes de viento se unen a las oceánicas y producen fenómenos como El Niño, los monzones, huracanes, etc.

El ángulo en que llega la luz varía en cada época del año. Se debe a que la Tierra gira sobre un eje inclinado a la vez que orbita alrededor del Sol. Por tanto, la cantidad de energía solar que se recibe en cada época del año es distinta y se crean las estaciones.

Los ciclos solares también afectan al clima de la Tierra. Hay relación entre la cantidad de manchas solares y períodos de largas sequías o inundaciones. También varía la cantidad de radiación que llega a la superficie. Entre los siglos XVI y XVIII hubo un enfriamiento conocido como la Pequeña Edad de Hielo, coincidiendo con un período en el que apenas hubo manchas solares. Actualmente la actividad solar es muy alta, y se estudia si podría tener relación con el cambio climático.

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El Sol en período de máxima actividad

Actividad solar a finales de octubre

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La info del día 25 de octubre:
El Sol ha emitido su tercera llamarada solar en apenas 48 horas.

En concreto, se trata de una llamarada solar de clase X2.1. Poco antes se registró otra llamarada solar, en este caso clasificada como X1.7 y procedente de la mancha denominada AR 1882. En la madrugada del jueves 24 de octubre, apenas 48 horas antes, hubo otra erupción de clase M9.3, de menor intensidad.

La NASA recuerda que las llamaradas solares son poderosas explosiones de la radiación. A pesar de que sus efectos no resultan peligrosos para los seres humanos, cuando son lo suficientemente intensas sí son capaces de alterar los sistemas de comunicaciones e interrumpir durante algún tiempo (minutos o horas) las señales de radio.

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SISTEMA DE COMUNICACIONES

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No obstante, los incidentes hasta ahora han sido muy infrecuentes. En alguna ocasión, como medida de precaución, también se han desviado algunas rutas de vuelos comerciales cercanas al polo Norte para evitar interferencias con los sistemas de radio.

En la actualidad el Sol se encuentra en su máximo dentro de su ciclo, que los astrónomos han establecido en 11 años para estudiar su evolución. Por ello, precisa la NASA, este tipo de fenómenos son comunes y aumentan a medida que llega a su pico. La primera llamarada de clase X que ocurrió en el presente ciclo solar ocurrió en febrero de 2011. La más intensa ocurrió el 9 de agosto de 2011 y fue clasificada como X6.9.

El asteroide con agua

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UN NUEVO INDICIO DE VIDA EN PLANETAS FUERA DEL SISTEMA SOLAR

DETECTADO POR LOS TELESCOPIOS HUBBLE Y KECK

La posibilidad de que la vida exista en otros planetas, e incluso sea un fenómeno muy común en el Universo, es una hipótesis que va ganando cada día más peso. Un equipo de astrofísicos del Instituto de Astronomía de Cambridge ha descubierto fragmentos de un asteroide con enormes cantidades de agua en la órbita de una enana blanca (el cuerpo celeste en el que se convierte una estrella a punto de morir). Se trata de la primera vez que se halla agua, el ingrediente fundamental para la vida, en un cuerpo rocoso fuera de nuestro Sistema Solar.

Los resultados, obtenidos con el telescopio espacial Hubble y el Keck de Hawái, son sorprendentes: el asteroide posee una composición de masa de agua del 26%, frente a la exigua cifra terrestre de 0.023%. Las cantidades de oxígeno también son más que notables, de 26% a 28%, que podría provenir del agua.

Todos los planetas rocosos se forman por la acumulación de asteroides, creciendo hasta su tamaño completo, por lo que los asteroides se consideran los «ladrillos» con los que se forman los planetas. «El hallazgo de agua en un asteroide de gran tamaño significa que los bloques de construcción de planetas habitables existían, y tal vez todavía existen, en el sistema de la estrella GD 61, y es probable que también en torno a un gran número de estrellas madre similares», explica el autor principal Jay Farihi.

«Estos componentes ricos en agua y los planetas terrestres que construyen pueden, de hecho, ser comunes, pues un sistema no puede crear objetos tan grandes como los asteroides y evitar la construcción de planetas. GD 61 tenía los ingredientes para ofrecer un montón de agua a sus superficies», subrayó dijo Farihi. «Nuestros resultados demuestran que definitivamente había posibilidad de que existieran planetas habitables en este sistema», agregó.

La importancia de este descubrimiento, publicado en la revista ‘Science’, radica en que se dispone de una evidencia real y no fruto de predicciones a partir de datos. El hallazgo de agua en una superficie rocosa -a diferencia de la encontrada en planetas gaseosos, como Júpiter- aporta más pruebas sobre dos teorías que cada vez están cobrando más fuerza en el mundo de la Astronomía. La primera es la que defiende que la vida en la Tierra tuvo un origen extraterrestre, es decir, que todos los elementos necesarios para la habitabilidad llegaron a bordo de los asteroides que aterrizaban en su superficie.

La segunda es la posibilidad de que haya vida en otros planetas. «El hecho de encontrar agua en un objeto rocoso como éste, un gran asteroide o quizás un exoplaneta enano, unido a los resultados del estudio del material orgánico extraterrestre, nos sugiere que la vida puede ser un fenómeno generalizado en el universo», explica Rafael Bachiller, director del Observatorio Astronómico Nacional.

«Confirma la idea de que el agua es ubicua en sistemas planetarios y en todo tipo de cuerpos, gaseosos o rocosos», añade. Una afirmación que comparte Farihi: «Nuestros resultados demuestran que existía la posibilidad de habitabilidad en estos exoplanetas».

El cometa ISON

comet-ison--644x362Una nueva imagen del Hubble demuestra que la roca, que «visitará» la Tierra en diciembre, continúa intacta en su aproximación al Sol. Si aguanta sin desintegrarse, supondrá todo un espectáculo celeste

En realidad, nadie sabe si el Cometa Ison, descubierto hace ahora un año por científicos rusos, se convertirá en diciembre en uno de los más espectaculares de la historia, tan brillante como la Luna llena e incluso visible en pleno día si se confirman las mejores previsiones, o será en cambio un completo fiasco. A los astrónomos no les queda más remedio que seguir su trayectoria y esperar -los cometas son impredecibles, dicen-, pero mientras la roca cruza el espacio puede darnos algunas pistas de si de verdad cumplirá como se le presupone. De momento, va por buen camino. Las predicciones más pesimistas señalaban que Ison ya corría grave peligro de desintegrase en su actual fase de acercamiento al Sol, pero el telescopio espacial Hubble de la NASA ha obtenido una nueva imagen del cometa en la que su núcleo helado permanece intacto. Y esa es una fantástica señal.

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Auror: John Symeonidis. 22.10.2013

En la imagen, el núcleo sólido del cometa sigue de una sola pieza. Si se hubiera desintegrado, probablemente el Hubble habría detectado la evidencia de múltiples fragmentos. Por otra parte, la coma o la cabeza que rodea el núcleo es «simétrica y suave», según indica el Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial en Baltimore, Maryland (EE.UU.). Probablemente, este no sería el caso si las agrupaciones de pequeños fragmentos volaran a su alrededor. Además, un chorro de polvo que apareció por primera vez en las imágenes del Hubble tomadas el pasado mes de abril ya no es visible y se puede haber desactivado.

Cuando fue fotografiado, el cometa, procedente de la Nube de Oort, un depósito de rocas congeladas situado a miles de millones de kilómetros del Sol, estaba dentro de la órbita de Marte y a 284 millones de km de la Tierra. Hará su máxima aproximación al Sol el 28 de noviembre: pasará a 1.100 millones de km a una velocidad de 425.000 km/h. Ese será el momento clave, en el que seguramente saldremos de dudas de qué tipo de roca nos espera. Entonces se producirá el mayor estallido de actividad en su superficie. Si el cometa no se disuelve o fragmenta se verá enormemente brillante.

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Autor: Efrain Morales. 14.10.13

Y si es que sobrevive, los expertos esperan que la roca haga su máximo acercamiento a nuestro planeta el 26 de diciembre, a una distancia de unos 64 millones de kilómetros. Ison podría convertirse en el «cometa del siglo» y eclipsar a todos los demás cometas brillantes que hemos visto en el pasado, pero eso todavía está por verse.

Nebulosas de emisión

Las nebulosas son grandes nubes de gas y polvo interestelar, donde nacen las estrellas. Las nebulosas de emisión son brillantes nubes de gas y polvo que acogen jóvenes estrellas en su interior.

Al principio, las nebulosas son frías y oscuras. A medida que el material interestelar se concentra, la presión y la temperatura en el centro de la nebulosa aumentan. Cuando consiguen acumular la suficiente cantidad de materia, en el interior de la nebulosa nace una estrella.

La nueva estrella calienta la nebulosa. El gas caliente se ilumina y la nebulosa oscura se convierte en una nebulosa de emisión.

En la nebulosa de emisión se forman nuevas estrellas mientras las jóvenes la iluminan cada vez más. Las nebulosas de emisión crean las formas más variadas, y son las imágenes más bellas del Cosmos.

NEBULOSAS DE EMISION

Algunas de las nebulosas de emisión más bellas y conocidas son:

Nebulosa de Orión: es la más brillante y conocida. Está a 1.500 años luz de la Tierra, en la constelación de Orión, y mide unos 30 años luz. Es la nebulosa de emisión más cercana. Puede verse incluso a simple vista, como una mancha blanca a la izquierda bajo el Cinturón de Orión. Fue la primera nebulosa en fotografiarse, hace casi 150 años.

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Nebulosa del Águila: a 7.000 años luz de distancia, en la constelación de la Serpiente. Tiene una extensión de 70 años luz. En ella se encuentran los famosos Pilares de la Creación. Son tres enormes pilares de material, polvo y gas de varios años luz de longitud. Los fotografió el Hubble en 1.995 y son probablemente la imagen más bella del Cosmos tomada hasta hoy.

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Nebulosa NGC604: situada en la galaxia del Triángulo, es la nebulosa de emisión más grande que se conoce. Mide 1.500 años luz de diámetro y es más de 6.000 veces más brillante que la nebulosa de Orión. Es la zona del Grupo Local donde más estrellas nacen.

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Nebulosa de Carina: está a unos 8.000 años luz, en la constelación de Carina, en el hemisferio sur. Es una de las nebulosas más grandes y luminosas que se conocen. Su extensión supera los 300 años luz. Contiene varias de las estrellas más masivas de la Vía Láctea.

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Las nebulosas

Las nebulosas son estructuras de gas y polvo interestelar. Según sean más o menos densas, son visibles, o no, desde la Tierra.

Las nebulosas se pueden encontrar en cualquier lugar del espacio interestelar. Antes de la invención del telescopio, el término nebulosa se aplicaba a todos los objetos celestes de apariencia difusa. Como consecuencia de esto, a muchos objetos que ahora sabemos que son cúmulos de estrellas o galaxias se les llamaba nebulosas.

Se han detectado nebulosas en casi todas las galaxias, incluida la nuestra, la Vía Láctea. Dependiendo de la edad de las estrellas asociadas, se pueden clasificar en dos grandes grupos:

La Nebulosa Ojo de Gato. Imagen en falso color (visible y rayos X) tomada por el Telescopio espacial Hubble.

La Nebulosa Ojo de Gato. Imagen en falso color (visible y rayos X) tomada por el Telescopio espacial Hubble.

1. Asociadas a estrellas evolucionadas, como las nebulosas planetarias y los remanentes de supernovas.

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Objeto Herbig-Haro HH47.

2. Asociadas a estrellas muy jóvenes, algunas incluso todavía en proceso de formación, como los objetos Herbig-Haro y las nubes moleculares.

CLASIFICACION DE LAS NEBULOSAS SEGÚN SU LUZ

Si se atiende al proceso que origina la luz que emiten, las nebulosas se pueden clasificar en:

Las nebulosas de emisión, cuya radiación proviene del polvo y los gases ionizados como consecuencia del calentamiento a que se ven sometidas por estrellas cercanas muy calientes. Algunos de los objetos más sorprendentes del cielo, como la nebulosa de Orión, son nebulosas de este tipo.

Parte de la Nebulosa de Orión (M42).

Parte de la Nebulosa de Orión (M42).

Las nebulosas de reflexión reflejan y dispersan la luz de estrellas poco calientes de sus cercanías. Las Pléyades de Tauro son un ejemplo de estrellas brillantes en una nebulosa de reflexión.

La nebulosa de reflexión conocida como ave fénix o fenix bird, catalogada como IC 2118.

La nebulosa de reflexión conocida como ave fénix o fenix bird, catalogada como IC 2118.

Las nebulosas oscuras son nubes pocas o nada luminosas, que se representan como una mancha oscura, a veces rodeada por un halo de luz. La razón por la que no emiten luz por sí mismas es que las estrellas se encuentran a demasiada distancia para calentar la nube. Una de las más famosas es la nebulosa de la Cabeza de Caballo, en Orión. Toda la franja oscura que se observa en el cielo cuando miramos el disco de nuestra galaxia es una sucesión de nebulosas oscuras.

Imagen de la conocida Nebulosa Cabeza de Caballo en Orión.

Imagen de la conocida Nebulosa Cabeza de Caballo en Orión.

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La Nube de Oort

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La nube de Oort es una gran concentración de cometas sometidos a las fuerzas del Sol y otras estrellas. La nube de Oort, de  Paul R. Weissman, experto en dinámica cometaria, habla sobre estos cometas que orbitan más allá de Plutón. Aquí se reproduce un fragmento de este artículo en el que el autor comienza planteando la cuestión del número de cometas que forman esta inmensa nube.

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¿Cuántos cometas se alojan en la nube de Oort? La cifra depende de la frecuencia con la que los cometas de la nube escapan al espacio interplanetario. Conforme a la cifra observada de cometas de largo período, los astrónomos ahora calculan que contiene seis billones de cometas; son, pues, los cuerpos de algún tamaño más abundantes del sistema solar. Sólo una sexta parte pertenece a la nube externa y dinámica que describió Oort; el resto están en el núcleo, más denso. Si se aplica la mejor estimación realizada hasta el momento de la masa media de un cometa – 40.000 millones de toneladas métricas -, resulta que la masa total de los cometas de la nube de Oort es en el momento actual unas 40 veces la de la Tierra.
¿Dónde se originaron los cometas de la nube de Oort? No se formaron en su posición actual, pues el material existente a esas distancias es tan escaso, que no podría agregarse. Tampoco nacieron en el espacio interestelar; la captura de cometas por parte del Sol es ineficaz. El único lugar que nos queda es el sistema planetario. Oort conjeturó que los cometas se crearon en el cinturón de asteroides y fueron expulsados por los planetas gigantes durante la formación del sistema solar. Pero los cometas son cuerpos helados, bolas enormes de nieve sucia; en el cinturón de asteroides la temperatura es demasiado elevada para que se condensen fragmentos de hielo.

Cometa Halley, es el prototipo de los cometas tipo Halley (período corto), que se cree que se originaron en la nube de Oort.

Cometa Halley, es el prototipo de los cometas tipo Halley (período corto), que se cree que se originaron en la nube de Oort.

Transcurrido un año tras el artículo de Oort de 1950, Gerard P. Kuiper, de la Universidad de Chicago, propuso que la materia se agregaba formando cometas más lejos del Sol, en las cercanías de los planetas gigantes. (El cinturón de Kuiper fue bautizado con el nombre de este investigador porque sugirió que algunos cometas se constituyeron allende las órbitas planetarias más distantes). A buen seguro, se originarían cometas por toda la región de los planetas gigantes, pero se sostenía que los que se crearon cerca de Júpiter y Saturno (los dos planetas de mayor masa) debieron de ser expulsados al espacio interestelar; no era probable, en cambio, que Urano y Neptuno, con masas inferiores, diesen trayectorias de escape a tantos cometas.

La investigación en dinámica acaba de arrojar una sombra de duda sobre esta hipótesis. Júpiter y, sobre todo, Saturno conducen una parte importante de sus cometas a la nube de Oort, en una cuantía menor quizá que Urano y Neptuno, lo que pudo haberse compensando con la cantidad mayor de material que al principio poblaba las zonas de los planetas mayores.

 

Cabe, pues, que los cometas de la nube de Oort provengan de un amplio intervalo de distancias solares y, por tanto, de intervalo notable de temperaturas de formación. Ese fenómeno podría explicar la diversa composición de los cometas. En un trabajo reciente con Harold E. Levison hemos puesto de manifiesto que la nube podría contener asteroides procedentes de la región de los planetas interiores. Compuestos de roca, más que de hielos, estos objetos constituyen de un 2 a un 3 por ciento de la población total de la nube de Oort.

La clave de estas ideas es la presencia de los planetas gigantes, que arrojan los cometas hacia el exterior y modifican sus órbitas si alguna vez vuelven a introducirse en la región planetaria. Otras estrellas con planetas gigantes podrían contar con sus nubes de Oort. Si todas las estrellas tienen nubes de Oort, cuando pasen cerca del Sol éstas atravesarán la nuestra. Aun así, no menudearán las colisiones entre cometas, pues el espacio interpuesto viene a ser de una unidad astronómica o más.

Las nubes de Oort que rodean a cada estrella podrían estar liberando paulatinamente cometas hacia el espacio interestelar. De pasar cerca del Sol, estos cometas interestelares deberían reconocerse, porque se aproximarían al sistema solar a velocidades mucho mayores que los procedentes de nuestra nube de Oort. Hasta la fecha no se ha detectado ningún cometa interestelar, lo que no debe sorprendernos ya que el sistema solar es un blanco muy pequeño en la inmensidad del espacio interestelar y la probabilidad de que alguna vez se haya visto uno es del cincuenta por ciento.

La nube de Oort sigue fascinando a los astrónomos. Gracias a la mecánica celeste, la naturaleza ha preservado en ese lejano almacén una muestra de material que data de la formación del sistema solar. Su estudio, y el de las pistas cosmoquímicas que han quedado congeladas en cada uno de sus helados componentes, permite a los investigadores conocer valiosos datos sobre el origen del sistema solar.

Las galaxias más cercanas

Las galaxias más cercanas a la Vía Láctea son las que pertenecen al llamado Grupo Local. Se ven fácilmente con un telescopio de aficionado. Algunas, como Andrómeda y las Nubes de Magallanes, pueden observarse incluso a simple vista.

Alrededor de la Vía Láctea orbitan algunas galaxias enanas. En 1.994 se descubrió la Galaxia Enana Elíptica de Sagitario o SagDEG  Sagittarius Dwarf Elliptical Galaxy en inglés a 88.000 años luz de distancia, y en 2.003 la Galaxia de Can Mayor a 25.000 años luz. Son las dos más cercanas descubiertas hasta el momento.

GALAXIAS CERCANA MÁS IMPORTANTES

Andrómeda: a 2’5 millones de años luz de la Tierra. Es una espiral gigante, el doble de tamaño que la Vía Láctea. Es la galaxia más grande del Grupo Local. Contiene cientos de miles de millones de estrellas y gran cantidad de nebulosas. En su centro hay un agujero negro supermasivo. Es muy brillante y es el objeto más lejano que puede verse a simple vista. Se calcula que dentro de unos 6.000 millones de años, la Vía Láctea y Andrómeda chocarán.

Pequeña y Gran Nube de Magallanes: son dos galaxias satélites de la Vía Láctea. Esto significa que la Vía Láctea las atrae con su gravedad, y en el futuro formarán parte de ella. Se llaman así porque Magallanes fue el primer explorador europeo que las observó, en el siglo XVI. La Gran Nube está a 170.000 años luz de distancia, y la Pequeña Nube a 210.000 años luz. Son galaxias enanas e irregulares, con muchas nebulosas y estrellas jóvenes. En el hemisferio sur se ven a simple vista, como dos nubes blancas aisladas de la Vía Láctea que cruzan el cielo.

Triángulo: es la tercera galaxia más grande del Grupo Local, por detrás de Andrómeda y la Vía Láctea. Está a 3 millones de años luz. Sólo se ve con telescopio. Tiene forma espiral, parecida a nuestra galaxia. Se cree que Andrómeda la atrae con su gravedad, e incluso podría orbitar alrededor de ella. En la galaxia de Triángulo está la nebulosa de emisión más grande que se conoce: la NGC 604.
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Galaxia

Distancia (años luz)

Diámetro (años luz)

SagDEG

88.000

10.000

Gran Nube de Magallanes

170.000

20.000

Pequeña Nube de Magallanes  

210.000

15.000

Escultor

300.000

5.000

Leo

750.000

4.000

Andrómeda

2.500.000

250.000

Triángulo

3.000.000

50.000

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